miércoles, 10 de abril de 2019

Bitácora del R4 - Acta fundacional

Renault 4 - Cartel publicitario francés.




Nació francés en  1961 y fue bautizado como Renault 4, pero  tres años más tarde  cruza los pirineos, y empieza su producción española de la mano de FASA.  Aquí lo rebautizamos cariñosamente como "cuatro latas" y es fabricado  durante un cuarto de siglo, hasta que en 1989, salen los últimos de la fabrica de Valladolid.

A principios de los 90, en España,  aun es posible comprarse un R4 nuevo,  pero la versión Clan ya no tenía nuestro pedigrí. Importados desde  Eslovenia, entonces  perteneciente a la antigua Yugoslavia, fueron los últimos ejemplares fabricados en Europa, hasta que en 1993, finaliza definitivamente su producción.


Más de 8 millones de personas a lo largo y ancho del planeta se decidieron en un momento de sus vidas, a visitar un concesionario para comprar un R4 nuevo. En toda la historia de la automoción, sólo  el Ford T y el Volkswagen escarabajo le superaron en ventas.

El "cuatro latas", es una leyenda sobre ruedas de la que soy fan. Durante sus más de 30 años de vida, las sucesivas series, fueron recibiendo distintas modificaciones y mejoras que en poco alteraron su fisonomía externa.   De todas estas versiones, prefiero especialmente las unidades españolas fabricadas entre los años 1986 y 1989, las mejores de la saga, la creme de la creme.

Sucede que estoy en esa edad donde ni soy joven ni viejo, ni voy sobrado de dinero ni tengo  deudas. La edad perfecta para meterse en nuevos berenjenales que renueven los incentivos del día a día.  La mecánica del automóvil es uno de esos fregaos' que siempre me han llamado la atención y  el R4 por su sencillez es un aliado perfecto para este viaje.

Hoy en día, el R4, es un coche que ha adquirido por méritos propios el atributo de "clásico popular". Un coche, que salvando su evidente desfase en cuanto a medidas de seguridad y limitada potencia, es perfectamente usable como utilitario.  Un vehículo simpático y polivalente,  bonito a mis ojos, con el que pretendo encontrar formas añadidas de disfrutar de la vida junto a mi chica y nuestra perra Pepa, que es al final es de lo que se trata.

Como esto de las pasiones va por oleadas y la vida ofrece habitualmente nuevas oportunidades de retomar los proyectos que se dejaron a medias,  he juntado en mi garaje dos unidades: a la primera en llegar la hemos llamado LUKas,  acrónimo de su matrícula de Lugo: LU-K,  la tierra de mi abuelo Román,  y a la segunda, madrileña como nosotros,  MIHail, por la misma razón.

LUKas está mal, La humedad gallega no trata bien la delicada piel de chapa de estas criaturas metálicas.  Quitando el día que lo fuimos a comprar a Galicia, en el que le hicimos una prueba, y los 500 metros de distancia desde nuestro garaje al punto de la calle Vía Lusitana donde lo descargó el camión,  no lo llegué a conducir nunca. Vino sin frenos y habiendo perdido todo el refrigerante.  Cuando lo tuvimos en casa y pudimos verlo con detenimiento, observamos que el óxido estaba haciendo estragos.  Era la época en la que estaba enganchardo a todos los programas de motor de la tele, así que un día me dió un flus y junto a mi amigo Richar lo desmonté casi en su totalidad.   Ni él ni yo habíamos hecho esto nunca antes, pero Richar sabe mucho de muchas cosas, entre ellas de mecánica y es un tío lleno de energía y muy echado para delante.  Pero cuando tuvo que volver a emigrar para buscarse la vida, me quedé sólo con un proyecto que había tomado una dimensión demasiado grande para mí.

Utilizando un simil médico, podríamos decir que LUKas está en la UVI, en un coma inducido desde hace cinco años.

Renault 4 TL 1988 - LUKas (Estado actual, abril 2019)


LUKas cuando fuimos a por él, el 23 de marzo de 2014
MIHail está en nuestras vidas desde enero de este 2019. Está  mejor  de chapa, pero su estado mecánico y eléctrico es muy deficiente. Así, a bote pronto y haciendo memoria: nos llegó fatal de carburación, tirando gasolina por el tubo de escape, con consumos medios de 14 litros a los 100.   Con los  platinos quemados y los cables de las bujías dando chispazos, con los frenos delanteros regular y los traseros plenamente inoperativos. MIHail además, pierde aceite por el motor y la caja de cambios, y líquido refrigerante por los manguitos. Si te equivocas y pulsas el botón de la luneta térmica, salta el fusible número 1 y  te quedas sin luces en el tablero de mandos. La chapa está abollada y descolorida, con el maletero y el capot empeñados en no cerrar... A MIHail, no le han dado cariño desde hace mucho tiempo.

Siguiendo el simil médico,  podríamos decir que MIHail está muy enfermo pero con buen pronóstico. Le hemos empezado a aplicar cuidados y está respondiendo a la medicación.

Renault 4 TL 1987 - MIHail (Recién llegado al barrio - enero 2019)
La misión de este blog es contar la historia de estos dos clásicos en horas bajas y en general de las experiencias vitales más significativas que nos aporten.   Tenemos "grandes planes" para ellos.

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