La opción no era caprichosa, el aire acondicionado es una utopía en este vehículo cuya motorización más potente no pasó de 38 cv y que de serie nunca tuvo ningún tipo de aislamiento térmico en la carrocería.
Si combinamos lo anterior con los meses veraniegos y con una buena superficie acristalada, obtenemos un pequeño horno sobre ruedas llamado R4.
Hoy en día, son escasísimos y muy caros, los R4 descapotables supervivientes, pero aun es posible convertir un cuatrolatas convencional en un simpático convertible, adaptando el techo de lona que se montaron en algunas versiones de la primera generación de Renault Twingo.
Renault Twingo descapotable de serie |
Como casi todo en esta vida, se trata de estar atento y esperar la oportunidad adecuada.
Alguien levanta la liebre en un grupo de whatsapp dedicado al cuatrolatas: un tipo en Barcelona tiene a la venta como diez techos de Twingo.
El mismo forero que da el aviso, es en si mismo un fanático de los R4 descapotables. Hace ya años que se descapotó el suyo y en este momento de su vida, debe llevar ya 4 ó 5 unidades "destechadas". Nadie mejor que él para ocuparse de la parte quirúrgica.
Tres cuatrolateros nos subimos al carro para abaratar costes. El envío se realizará desde Barcelona hasta Aranda de Duero y hasta allí hemos de acudir con nuestros R4 para el montaje.
Anuncio de Wallapop de venta de techos escamoteables de Renault Twingo |
334 kilómetros entre la ida y la vuelta separan Carabanchel de Aranda del Duero. No es un kilometraje excesivo para un coche de hoy en día, pero es toda una aventura si los recorres en un vehículo de hace 32 años al que le faltan muchas cosas por poner a punto y que además tiene el motor de arranque fundido.
Además, y según la ITV, en computo global, MIHail no ha recorrido esa cantidad de kilómetros al menos en los 6 años anteriores a caer en nuestras manos. Va siendo hora de quitarle las telarañas ¿Llegaremos?
Durante los días previos vamos preparando el coche, primero destapizando el techo, y segundo, ensayando el arranque a empujones del que un día fui especialista con "Vetusto" mi viejo R6, del que tristemente me despedí hace más de 20 años.
Llegado el día D, y dado que al no funcionar el motor de arranque no podremos parar hasta llegar al destino, repostamos garrafa en ristre, 10 litros de combustible con su correspondiente aditivo. Se supone que con lo que ya hay y con lo que añadimos al depósito, nos dará para ir y volver de manera holgada.
Repostando antes de salir. |
No las tengo todas conmigo de que la cosa salga bien. Cuando desde Santa María de la Cabeza cojo el túnel que nos incorpora a la M-30 voy conduciendo "más tenso que cagando sin pestillo", pero al mismo tiempo el coche no da ninguna señal de flaqueza.
Túnel para incorporarnos a la M-30 |
M-30 zona Puente de Ventas. |
Gema se da cuenta de que llevamos la calefacción encendida, falsa alarma, MIHail sigue adelante sin problemas.
N-I dirección Somosierra. |
N-I primeras rampas serias. |
camión que nos hace mucho más visibles a los demás conductores. Dicen que Dios aprieta pero no ahoga.
N-I Puerto de Somosierra |
Fuentespina - Llegada a destino. |
Fuentespina es un pueblo tranquilo, demasiado tranquilo diría yo. Ni siquiera tiene un cajero automático.
Lo que a los forasteros nos parece una simple molestia, se convierte en un auténtico problemón en el día a día de personas como el paisano con el que charlamos en el bar del pueblo, que por edad ya no podía conducir y para el que acercarse a la vecina Aranda para disponer de dinero de bolsillo, le suponía una auténtica batalla.
Paradojas de la vida, mientras los pueblos se mueren, en las grandes ciudades nos apiñamos unos encima de otros y casi no podemos respirar.
Finalmente nos reunimos con mi tocallo Alberto y después de conocer su famosísima "nave" y dejar guardado allí a MIHail, nos vamos a Aranda a comer.
Este chaval puede ser tranquilamente una de las personas que más saben en el mundillo de los clásicos setenteros y ochenteros de Renault, pero además es una buen tipo y un anfitrión cojonudo. Es un honor y un placer compartir el día con él.
Gema, Pepa, Alberto y yo camino de repostar las barrigas para disfrutar con fuerzas de una tarde mecánica. |
La nave de Alberto |
De vuelta a la nave, Gema y Pepa se van a dar un paseo por el campo mientras por mi parte, deambulo por el local lleno de sana envidia por lo que estos chicos tienen aquí. No todos los días se topa uno con el R4 mítico de Alberto, su R7 y su grupo de colegas renoleros. Insisto en lo de la sana envidia.
Nada más abrir el capot los ojos de Alberto se detienen en el delco. Hay un cable de bujía que se ha soltado... hemos venido desde Madrid en tres cilindros y aun así hemos llegado.
Un cable de bujía desconectado explica a la vez la falta de potencia, el sonido voluminoso del motor y las pequeñas vibraciones. MIHail tiene goteras pero también tiene un corazón rocoso.
Interior de la nave de Alberto y su grupo de aficionados. |
Siempre hay dudas acerca de si nos arrepentiremos o no, pero la mayoría de las decisiones de la vida que implican cambios tienen ese componente de incertidumbre.
En este caso perdemos seguridad ante un eventual vuelco, pero tampoco es que se pueda vivir pensando en situaciones extremas que no tienen porqué producirse. Este coche es para conducir con prudencia y disfrutarlo sin excesos.
Poco a poco la transformación del tejado de MIHail avanza de manera irreversible.
Tras unos minutos de concienzudo trabajo con el taladro y la caladora, este es el resultado:
En un par de horas queda concluida las fases de corte de la chapa y montaje del nuevo techo de lona. Para ese momento Gema y Pepa ya han vuelto de su paseo por el monte de los alrededores.
Alrededores de Fuentespina |
Otra parte muy importante de las instalaciones, es este rincón con la barra y la nevera.
Ya solo queda despedirse, ser empujados para arrancar y tomar el camino de vuelta a casa. Esta vez con los cuatro cilindros del motor conectados y con todo el músculo del motor sierra de 1.1108 cc y sus 38 caballos haciendo girar las ruedas.
Viaje de regreso con el techo descapotado. |
Sin embargo, nos vemos obligados a parar en La Cabrera para repostar. El viaje de ida, con el coche en tres cilindros, se ha traducido en un mayor consumo de combustible y la vuelta, con la alegría del motor en plenitud y el pie pisando con alegría el acelerador, no nos han hecho ser comedidos en el consumo.
Paramos en la gasolinera del hotel Cancho del Águila, que nos trae muy buenos recuerdos de cuando iniciábamos nuestra relación Gema y yo, pensando que tendremos que empujar a MIHail para retomar la marcha, pero no. El viejo cuatrolatas está contento y al girar la llave, nos regala el canto del cisne de su motor de arranque, salimos de allí con toda la dignidad del mundo.
N-I dirección Madrid. |
Todo ha salido bien, estamos contentos porque hemos vivido otra aventura renolera que nos ha llevado a conocer a gente maja y muy interesante y encima, ya tenemos descapotable.
Si lees esto, gracias Alberto por el techo, la amabilidad y todo lo demás. Nos volveremos a ver.
R4 TL 1987 - Con capota de Twingo instalada. |